MDS 2022: «En la meta comprendí la hazaña que había logrado!!»

Soy Mario Pizarro Oggero, Ingeniero Civil Industrial, este es el cuarto maratón que realizo, y si tuviera que reducir todo lo vivido para este proceso en un par de frases, estas serían: “Rodéate de gente que sepa más que tú”, y “No subestimes los trotes lentos”.
La primera, porque siempre debes estar aprendiendo, sobre todo si no sabes mucho acerca de nutrición en carrera, (gracias ahí Gonzalo Zapata y Walter Oddó).
La segunda, porque los largos debes disfrutarlos, y en general, éstos se disfrutan más, si estás acompañado. En mi caso, los trotes con mi polola, Tsvetayeva Polanco, y las jornadas clandestinas de los domingos am con los amigos del grupo CorrerCorriendo, fueron muy buenos para tratar de hacer más entretenida la dura preparación de esta vez.


Venía con gran confianza, con muchos récords de 5k, 10k y 21k todos realizados el último mes antes de la gran carrera. Este último récord lo había bajado por más de 5 minutos. Todo lo anterior, creó mucha ansiedad, y las expectativas eran muy altas… Mi coach y maestro, Mauricio Santander, me había dicho 2:53 en la maratón… Mis cálculos propios daban para un 2:55. Tener un Sub3, implicaba bajar más de 10min el récord de Maratón que tenía en Viña 2019, y en un Maratón como la temida MDS, no se veía fácil, y la presión era fuertísima.


Cuando comencé este maratón, me olvidé de todo eso y me concentré 100% en el ritmo y las sensaciones. Tuve la tremenda suerte de tener un partner de lujo la primera mitad de la carrera, Alan Saavedra de La Serena, quien fue invitado por Gonzalo este fin de semana del maratón a los entrenamientos del grupo, ya que venía a competir a sus primeros 42k en Santiago. Gracias a Alan, quien con su tremenda experiencia en carrera, me permitió hacer un encajonamiento espectacular, y nos llevó a estar casi en primera línea de largada, lo que ahorró mucho tiempo y energía en la parte inicial de la carrera.


Largamos y apenas pongo el Garmin, me pongo a correr y cae justo frente a mi, Cecilia Valdés Vial. Por suerte alcancé a saltarla, para luego mirar hacia atrás y darme cuenta de que ya la habían podido parar sin problemas.
De ahí en adelante, el plan original, era hacer entre 4:10 y 4:15, hasta Los Leones, luego entre 4:05 y 4:10 hasta Rodrigo de Araya, y de ahí mantener el resto de la subida entre 4:10 y 4:15, hasta Luis Carrera con Escriba de Balaguer, para luego evaluar el ritmo de acuerdo a sensaciones hasta llegar a la meta.


El tramo hasta Los Leones salió perfecto, pero me sentí un poco más cansado de lo esperado… Traté de no pensar en eso. En el km 6 se sumó un tremendo apoyo en ruta, mi amigo del colegio Pablo Urra, quien en bicicleta registró los momentos más importantes hasta el km 41. Su apoyo crucial, su motivación épica, ya que nunca antes habíamos intentado hacer algo así.
Luego de doblar por Los Leones, tuve que tomar mi primer gel… Este momento fue clave, porque al ser en bajada, la mayoría comenzó a apretar el paso, pero yo, por alguna razón quizás divina, sufrí una puntada en el costado izquierdo justo al terminar ese gel. Todos los que han entrenado conmigo, saben que las puntadas son mi Talón de Aquiles como corredor, y en este preciso punto, me asusté muchísimo, por lo que no subí el ritmo en la bajada, aprovechando de mantenerlo y respirar profundo para tratar que pasara… El resultado se vio un par de kilómetros después, cuando comencé a recuperarme, y retomar la subida por Rodrigo de Araya a paso firme y constante, casi sin variar la velocidad para luego pasar la Rotonda de Rodrigo de Araya con Monckeberg casi a 4:05min/km y llegar a Grecia con fuerza.


Pasando por la Rotonda Grecia, comencé a sentirme algo cansado. El fantasma del 2019 se me venía a la mente… Las piernas aflojaron en Escuela Militar en esa ocasión, pero la historia ahora fue distinta, se notó el efecto del gel, la buena temperatura, y la nueva técnica adquirida de tomar agua corriendo, y a pesar que me sentía bastante cansado, pude mantener el ritmo según lo planeado, siempre entre 4:10 – 4:15 min/km. El ver a un par de compañeros de grupo y grandes corredores apoyándome en el camino, Rodrigo Fernández y Cristián García, me dio fuerza adicional y distracción del cansancio en ese punto.
Tomé el segundo gel casi al llegar al Mall Plaza Egaña, y agua en casi todos los puntos de hidratación, aunque sea un sorbo (consejo del sensei Zapata).


Bilbao con Vespucio, mi papá aparece en moto al lado del recorrido… No lo podía creer… ¡Era el único corredor con apoyo en bicicleta y una moto siguiéndome!… Me sentía casi como Kipchogue. Poco después unos tremendos gritos al frente, mi mejor amiga animando en la esquina de Juan Esteban Montero con Vespucio, aperrando a full, gracias Silvi.


Al doblar por Francisco de Aguirre hacia el oriente, no sentí la subida y estaba con fuerza. Jugaba con el público en la esquina de Escriba de Balaguer con Luis Carrera. Comienza la bajada, y Pablo en la bici dice que apure… Decidí hacerlo de manera gradual, ya que la distancia que quedaba era mucha todavía (km28). Lo anterior fue crucial, ya que me permitió tomar el tercer gel tranquilamente y luego complementar con agua, para seguir el camino sin detenerme ni bajar el ritmo. Llegando a Providencia, me sentía cansado de las piernas, pero bien con todo el resto. Mi papá seguía en moto a mi lado, y Pablo siempre animando, no quería fallar, no podía. Comencé a sentir una molestia en la parte externa de la rodilla derecha. Mínima, pero a ratos algo aguda.


En el kilómetro 37 estuve a punto de comenzar un declive en el rendimiento, ya que sentía que me quedaba sin fuerzas en las piernas y esta vez, se veía irreversible. Finalmente, después del cuarto gel, lo inesperado, recordé que tenía un shot de magnesio en el bolsillo (nunca lo había usado en mi vida). Me lo eché al bolsillo antes de largar sólo porque vi que Alan también se había llevado uno. Lo tomé y el efecto fue casi inmediato. Recobré la fuerza… Finalmente ese km salió a 4:00min/km… No lo podía creer… km 38, 4:01, 39 y 40 a 3:54… Seguía sin creerlo.

Justo en el km 40, vi a mi polola y amigos del team gritando a todo pulmón… Sólo la pude distinguir a ella y ver la cabeza blanca de mi gran amigo Juan Pablo Aliaga. Se estaba acabando el efecto del magnesio creo, sentía nuevamente que decaía. Mis piernas se movían solas, ya estaba muy adelante para detenerme.

Doblando por Rondizzoni, mi papá ya no pudo seguir, y al entrar al parque, Pablo tampoco, ya que el tráfico para bicis estaba cortado también.
Seguí solo, tratando de mantener o aumentar. El cansancio se hacía más manejable, pero me era imposible hacer un sprint, sólo subir levemente el ritmo… Última curva y aparece la meta… Miro el crono 2h 54:24, mi primer sub3.
Como broche de oro, veo a alguien recuperarse al llegar. Lo miro, el mismísimo Ignacio Carrasco había llegado 30 segundos antes que yo… Ahí comprendí el tamaño de la hazaña que había logrado. Era una locura, había bajado mi tiempo de maratón en 15 minutos!!!


MDS 2014: 3h 35m
MDS 2019: 3h 37m
MDV 2019: 3h 09m
MDS 2022: 2h 54m