Manuel Cortez: «En la subida al Portezuelo Alto Las Vizcachas sufro cada vez que corro Andes Mountain Marathon»

Mi nombre es Manuel Cortez y junto a cinco compañeros y amigos del Club «Trail Running Arica» estuvimos presentes en los 21 y 42k del día sábado en el Andes Mountain Maratón. Viajamos el día viernes desde Arica en un vuelo que dura 150 minutos aproximadamente, aterrizamos en Santiago alrededor del mediodía y nos trasladamos a un departamento que arrendamos para estar relativamente cerca del lugar de partida en Parque La PLaza, a casi 15 minutos de Mall Sport donde los organizadores de la carrera entregaban el kit de competencia. Así que lo primero que hicimos fue ir a la tienda Adidas Terrex a buscar nuestros números de carrera para dar una vueltas por el centro comercial y posteriormente almorzar tranquilos.

En la noche ordenamos nuestras cosas para la carrera, conversamos un poco y ajustamos las alarmas para despertarnos a tiempo.
El sábado nos levantamos a las 5:15 AM, preparamos un buen desayuno y nos fuimos al punto de partida. Pensé que haría más frío por la mañana, era lo que habían dicho, pero no, estaba agradable la oscura mañana hasta ese momento.
En la zona de partida me encuentro con varios conocidos, así que aquí hicimos un poco de vida social, y se pasó muy rápido el tiempo, ya que por los micrófonos escuchamos a Cristian Valencia («La voz del trail») invita a todos los corredores de 42k a encajonar, veo más rostros conocidos para mí, pero quizás no para ellos jajaja… Pablo Garrido entrega las últimas palabras y sugerencias de ruta, y se viene la clásica cuenta regresiva. De esta forma estamos una vez más traspasando la línea de partida para vivir un nueva carrera.

Los primeros metros de carrera van todos juntos y el polvillo que queda en suspensión por las pisadas de los corredores se hace notar, se hace bastante incomodo poder respirar, pero ahí vamos; en lo personal es mi tercera vez que corro esta carrera, corrí la primera edición el 2016 en los 50k de Adidas Terrex que partió a la medianoche y debíamos correr con casco en cierta parte de la ruta. También estuve presente el 2019, y en ambas ediciones se subía el San Ramón, si no mal recuerdo, y esta vez se subía directo al Cerro El Tambor, pienso y -lo digo de manera personal- encontré que las ediciones anteriores fue más duro el circuito al subir por el San Ramón, debido al viento y frío que hacía al llegar al domo, ya que quedábamos más expuestos por esa subida. En esta ocasión no estuvo para nada helado.

Mi idea siempre es terminar de la mejor manera cada competencia, me refiero a no quedar lesionado, solo entrené un mes, ya que mis compañeros me convencieron de sumarse a la aventura hace algunas semanas, y me inscribí para variar sin mucho entreno.
Aproximadamente en el kilómetro 7, en Parque Aguas de San Ramón antes del cruce del estero me emocioné bajando muy rápido, era un camino en bajada un poco más ancho que el sendero del principio, y aceleré sin fijarme en una piedra con la que tropecé y literalmente volé directo al suelo, me arrastre un par de metros, dando algunas vueltas para quedar como escalopa con el polvo, con la rodilla rota, rasguñada y sangrando. Menos mal venía con unas manguitas, el cortaviento y además de los guantes, lo que evitó que me rompiera más la piel. Me levanté muy rápido, como si no hubiera pasado nada jajajaja y seguí bajando…


Ahora venía la subida hacia Morro El Tambor, en el abastecimiento del kilómetro 14 me encuentro a Katherine Cañete que iba liderando sin problemas la categoría de las mujeres y detrás mío venía Constanza Leal que iba subiendo y pasando gente. En la cumbre del Tambor me pasa y yo sigo a Patricio Pino que iba siempre delante mío. Ya bajando el Provincia el sol empezaba a dar sus primeros golpes, iba con el cortavientos que ya me empezaba a molestar por el calor, ya en la mitad del Cerro Provincia viene bajando muy rápido Carla Fuenzalida, así que decido irme con ella y sacarme el cortavientos más abajo; es increíble que uno cree que por ser una carrera larga tiene todo el tiempo del mundo para parar y tomarte un momento, pero te detienes unos minutos y ya perdiste a los corredores que iban delante tuyo y no los ves nunca mas jajajajaja, llegamos juntos al puesto de abastecimiento del 28K, ahí me saco la mochila y guardó mi cortavientos, fue un minuto y Carla creo que con suerte tomó un vaso de agua y se fue. No la ví nunca mas jajajajjaja, al llegar a la meta supe que había ganado.

Desde el kilómetro 28 al punto de corte, que era en el 32K, el sol estaba muy fuerte y la subida al Portezuelo Alto Las Vizcachas estuvo dura, se me hizo eterna y empiezan los típicos pensamientos: “que hago acá»; “quién me mandó a meterme en esto” jajajajajaja, los típicos pensamientos que me imagino a muchos competidores se le cruzan por la cabeza, esa subida es con la que más he sufrido las tres veces que he venido a esta carrera, puede ser porque queda poco relativamente o uno ya viene muy cansado, pero esa es la que más cuesta, y cada vez que me ha tocado subir siempre el sol está fuertísimo… Recuerdo un Endurance Challenge que también estuvo muy complicado el recorrido por el calor intenso que hubo, creo que fue el 2017.
Ya arriba en el Vizcachas estábamos con el trabajo casi listo, ahora solo quedaba bajar, así que me sentí mucho mejor y empecé a apurar más el trote, ya que
solo quedaban los últimos 4K para la meta. Pronto escuché el audio del campamento base, así que estábamos muy cerca, en ese momento me cruzo con un banderillero y le pregunto: cuánto queda? Me dice 100 metros y me lanzo a reír, esa es la mentira más grande que puedas escuchar en carrera jajajaja.
Y así llegamos a la meta con mucho calor, pero con la satisfacción de sacar la tarea adelante, terminar sin ningún problema, feliz de correr por los cerros y montañas!!


Manuel Cortez
Ultramaratonista
Club Trail Running Arica