Maratón del Maule 2023: «Una carrera bendecida, que me deja en las nubes»

Soy Ángelo Bastías Galdames, 45 años, Casado, dos hijos, vivo en Quilicura, y a veces voy a los eventos de «Wally Corredor».
Desde que vi el año 2022 que se realizaría un maratón en Curicó, quise estar presente. En su primera edición fui por los 21K, fue mi tercera competición en esa distancia. Quedé encantado con la carrera, fue un todo: la ruta, la meta en el estadio, la organización, la medalla.

Este 2023 me recibí de maratonista en el Maratón de Santiago con un tiempo de 3 horas, 49 minutos y 19 segundos, a un ritmo de 5:25 min/km. Quería un desafío para el segundo semestre, y no podía ser otro que el Maratón del Maule. Me juré que lo haría en 3:30 y que no caminaría (cómo lo hice unos metros en el MDS), como buen amateur vi varios planes de entrenamiento en internet, bajé uno que sentí que me acomodaba y comenzó mi entrenamiento con el “Plan Entrenamiento Maratón Sub 3h30m” en 15 semanas.

Lo programé y organicé de acuerdo a compromisos laborales y familiares. Ya tenía una base y sabía cómo era la distancia, conocía la ruta (la mitad en realidad) y comencé a soñar con ese tiempo comprometido conmigo. Entre maratones participé en carreras de 10K, 21K de Viña del Mar y 30K de Melipilla (me gusta mucho esta carrera), además de un largo de 35K que terminé con un flato terrible (dolor al costado, que también me dio en MDS) que me hizo dudar si podía lograr el objetivo. Comencé a informarme sobre esta molestia y encontré algunas razones de por qué ocurría, leí consejos y técnicas para que no sucediera o si de todas maneras lo sentía pasara rápidamente.

Entre medio del entrenamiento había series de 250, 400, 1.000 y 2.000 metros, anteriormente nunca las había realizado. Entrenamientos de fuerza, tiradas largas, entrenamientos en el Cerro San Cristóbal y correr, correr y correr.

Tengo dos muy buenos amigos que conocí por este hermoso estilo de vida (es más que un hobby) el amigo/Profe Luis Zúñiga (46), quién me orientó bastante en mi primer maratón, él ya había corrido dos y había sido parte de un team, por eso ya tenía experiencia en algunas técnicas que compartió conmigo. Y el amigo Jacob Cheuquian (56) ya con 10 maratones en su cuerpo.

Juntos salimos a entrenar los tres, nos apoyamos, motivamos y conversamos mucho sobre esta actividad, tenemos un ritmo promedio muy similar así que nos llevamos a la perfección. Gracias a Dios no tuve lesiones y llegué al gran día en óptimas condiciones, físicas y mentales.

El sábado 11 de noviembre llegué a Curicó, compartí con la familia (tengo muchos allá) y fui a retirar mi kit, ese hermoso kit que entregó la organización que traía: mochila (sí mochila), toalla, bandana, polera y el número (aunque extrañé unos geles), nos tomamos las fotos de rigor, ya que también participaba mi Papá en 10K (finalmente 3ro en su categoría 65-69 años) y el amigo Jacob en 42K (2do en su categoría 55-59 años) y nos fuimos a descansar.

Dormí y descansé muy bien. A las 4 AM sonó el despertador para levantarme de un salto y vestirme con más detalle que para mi matrimonio; comer algo de desayuno (me cuesta mucho comer en las mañanas, generalmente salgo en ayuno a entrenar), me fue a buscar mi primo Marcelo Caiceo (muchas gracias) y a las 5:00 ya estábamos rumbo a Los Queñes desde la localidad de Los Niches, llegamos a las 6:10, realicé el calentamiento, su respectiva ida al baño de última hora, nos acomodamos en el cajón, el conteo final y salimos.

Había estudiado muy bien la altimetría de la carrera, sabía que hasta el kilómetro 17.5 me encontraría con algunas subidas (3 bien pesaditas). En los primeros metros, nos encontramos​ con la primera muy empinada, pero estábamos frescos y con la adrenalina a tope y la pasé fácilmente, el ritmo promedio que tenía planeado era entre 4:55 y 4:50, lo respeté en el primer tramo, pero después se me comenzó a hacer muy cómoda la ruta, hermoso paisaje, temperatura agradable (el año anterior en los 21K terminé congelado, iba preparado mentalmente para más frío) y en su mayor distancia con altimetría negativa, lo malo fue la llovizna que había, porque uso lentes y tuve que sacármelos varias veces para limpiarlos, me di cuenta que muchos corredores bajaban demasiado en las subidas y yo mantenía el ritmo, eso hizo mantenerme en aprox. 4:35 a 4:40, la subida más pesada llegó aproximadamente entre el kilómetro 9 y 10, dónde por única vez pasé el ritmo de 5:00, llegué al medio maratón, que es dónde uno hace evaluaciones y me sentía excelente, había consumido geles e hidratado en los avituallamientos, seguí mi tranco y mi primera meta era llegar bien al kilómetro 34 dónde estaría mi familia para alentarme, darme naranjas cortadas y recargar mi corazón para la última parte de la carrera.

Pasé el kilómetro 35 y mis temores se hicieron realidad, el maldito flato apareció, pero comencé a realizar las técnicas aprendidas y gracias a Dios duró solamente un par de minutos y desapareció; a esa altura ya había alcanzado a algunos compañeros corredores de 21K y 10K, soy de alentar a los demás corredores, porque además siento que me lleno de energía al aplaudir y gritar, así que no aflojé y seguí. También en esos momentos me encontró Erick Vargas de Esos Locos Corredores, que lo conozco desde el MDS (esa vez me gané un premio y en esa ocasión me grabó en los últimos kilómetros) y comenzó a grabarme, sentí nuevas fuerzas para terminar con un excelente ritmo (cerré el kilómetro 42 en 4:36), entré al Estadio La Granja y estaba esperándome mi Papá, ya con su medalla y realizó el recorrido de la pista junto a mí. Me hablaba, pero en realidad yo no podía responder, ya lo había entregado todo en el final, así sin decir palabras, con mi Papá al lado, mi familia en las gradas y los brazos levantados crucé la meta con un tiempo soñado, no solo había logrado el objetivo de 3:30 en el maratón, si no que logré un precioso tiempo de 3 horas, 16 minutos y 59 segundos; con un ritmo de 4:39, fui por mi merecida y preciosa medalla (lejos la mejor que he ganado) y mayor fue mi sorpresa cuando veo el tiempo en la aplicación, y me doy cuenta que quedé 4to en mi categoría, y 27 en la general. Una carrera bendecida, que me deja en las nubes, sintiéndome mejor atleta de lo que realmente soy.

Mundo Running… Corremos contigo!!
#EnvejecerCorriendo

con la primera muy empinada, pero estábamos frescos y con la adrenalina a tope y la pasé fácilmente, el ritmo promedio que tenía planeado era entre 4:55 y 4:50, lo respeté en el primero pero después se me comenzó a hacer muy cómoda la ruta, hermoso paisaje, temperatura agradable (el año anterior en los 21K terminé congelado, iba preparado mentalmente para más frío) y en su mayor distancia con altimetría negativa, lo malo fue la llovizna que había, porque uso lentes y tuve que sacármelos varias veces para limpiarlos, me di cuenta que muchos corredores bajaban demasiado en las subidas y yo mantenía el ritmo, eso hizo mantenerme en aprox 4:35 a 4:40, la subida más pesada llegó aprox entre el kilómetro 9 y 10 dónde por única vez pasé el ritmo de 5:00, llegué al medio maratón, que es dónde uno hace evaluaciones y me sentía excelente, había consumido geles e hidratado en los avituallamientos, seguí mi tranco y mi primera meta era llegar bien al kilómetro 34 dónde estaría mi familia para alentarme, darme naranjas cortadas y recargar mi corazón para la última parte de la carrera. Paso el 35 y mis temores se hicieron realidad, el maldito flato apareció, pero comencé a realizar las técnicas aprendidas y gracias a Dios duró solamente un par de minutos y desapareció, a esa altura ya había alcanzado a algunos compañeros corredores de 21K y 10K, soy de alentar a los demás corredores, porque además siento que me lleno de energía al aplaudir y gritar, así que no aflojé y seguí. También en esos momentos me encontró Erick Vargas de Esos Locos Corredores, que lo conozco desde el MDS (esa vez me gané un premio y en esa ocasión me grabó en los últimos kilómetros) y comenzó a grabarme, sentí nuevas fuerzas para terminar con un excelente ritmo (cerré el kilómetro 42 en 4:36), entré al estadio La Granja y estaba esperándome mi Papá, ya con su medalla y realizó el recorrido de la pista junto a mi, me hablaba pero en realidad yo no podía responder, ya lo había entregado todo en el final, así sin decir palabras, con mi Papá al lado, mi familia en las gradas y los brazos levantados crucé la meta con un tiempo soñado, no solo había logrado el objetivo de 3:30:00 si no que logré un precioso tiempo de 3:16:59 y un ritmo de 4:39, fui por mi merecida y preciosa medalla (lejos la mejor que he ganado) y mayor fue mi sorpresa cuando veo el tiempo en la aplicación y me doy cuenta que quedé 4to en mi categoría y 27 en la general. Una carrera bendecida, que me deja en las nubes, sintiéndome mejor atleta de lo que realmente soy.