MARATON BUENOS AIRES: «La felicidad era máxima cuando miré el marcador…»

Soy José Pacheco, corredor amateur que entrena en Team Mora, y el fin de semana siguiente a las fiestas patrias cruzamos la cordillera para mi maratón N°14 y tercera de este 2023.

Buenos Aires no estaba en mis planes hasta después de volver de Tokyo, donde no había quedado conforme por mi desempeño y buscaba objetivo y motivación para el segundo semestre. Si bien corrí después el Maratón de Santiago con PB, sabía y sentía que no era la marca que merecía para como estaba entrenando este último tiempo.

Junto al coach Raúl Mora y los compañeros de TeamMora, comenzamos a preparar las 16 semanas de este proceso. Fue duro, tocó levantarse a las 5 am muchos días a entrenar, a veces correr hasta 20K, para poder llegar temprano al trabajo. Muchos días no quedaban piernas, muchas veces pensé en saltarme entrenos para poder tener más descanso, pero finalmente logré sacarlos todos, por más duro que se sintieron. La disciplina ahí juega un papel inquebrantable.

Jueves 21/09 tomamos el vuelo Santiago – Buenos Aires.
Al bajarse del avión se sintió la humedad y nos asustamos un poco. No es comparable con otros países con clima mas tropical como Brasil, pero sí se sintió esa bienvenida, la que nos daba una alerta que había que llegar bien hidratado a la carrera.

Al día siguiente asistí a retirar el kit al Parque Sarmiento. El retiro de kit fue bastante expedito, no fui temprano, pero aún así demoré unos 20 minutos en la fila de acceso. Todo muy fluido. Muy poco que mirar, solo un par de stands con productos y otro de la marca patrocinadora Adidas, con las últimas novedades en cuanto a zapatillas.

Al día siguiente salimos con el Equipo TeamMora a hacer la activación, unos 5K para soltar las piernas, en uno de los tantos parques que tiene Buenos Aires, a un kilómetro aproximadamente de la largada de la carrera.

Sábado de realizar toda la rutina que se entrenó: alimentación, hidratación, dejar toda la ropa, geles y zapatillas listas y a dormirse temprano para correr al otro día.

Día de la carrera: nos fuimos como a las 5:25 con mi esposita caminando al parque de la largada. Estábamos alojados en Palermo, a unos 1.5 KM aprox, así que llegamos en buen horario.

En el sector de largada, todo muy bien señalizado. Trote de calentamiento (me colé al lado de atletas de elite africanas) y a encajonarse, en mi caso, en el corral C.

Como crítica a la organización, faltaron baños químicos en la largada, porque habían muchas filas y gente orinando detrás de los árboles. Tampoco vi baños en la ruta.

Estábamos un poco asustados por el encajonamiento, nos habían comentado que en el pasado 21K hubo problemas y no se respetaba la asignación. Esta vez funcionó súper bien, guardias controlaban el acceso y eso evitaba que los corredores no respetaran el corral asignado.

De ahí en más esperar la largada. Bandera de Argentina sobre los corredores, entonación de himno y largada a las 7:00 am.

Segundos antes de la largada, la gente comenzó a empujar y temimos caernos. Nunca había vivido ese nivel de desesperación de los demás por comenzar a correr. Hubo que salir afirmándose del que iba adelante y cuidando de no tropezarse y caerse.

Primeros metros y buscando hacerse un espacio entre la gente para no chocar y así evitar una posible caída.

Se sintió mucho la humedad al principio, llevábamos un par de kilómetros no más y ya la sudoración era mayor a lo normal. Tal como estaba planificado, me hidraté en todos los puntos que habían, agua cada 5K, comenzando desde el km 5 e Isotónica cada 5K, comenzando desde el km 7.5. El agua lo daban en botellas cerradas y la isotónica en vasos.

Al menos cuando yo pasé en cada punto, funcionó perfecto, siempre hubo hidratación y las botellas me acomodaban porque había que abrirlas y podías tomar agua y el resto mojarte la cabeza, las piernas y la cara para bajar un poco la humedad y temperatura de carrera.

Muy bonito el ambiente que se daba, sin conocerse los corredores, en cada punto de agua, compartían las botellas con el corredor del lado, todo esto sin dejar de correr. Muy aplaudible esta generosidad que sentimos.

Habíamos estudiado el circuito y sabíamos que habían 3 subidas más pesadas entre el km 17 y 21, el resto del circuito en general es plano.

Con la información anterior, corrimos con el coach Raúl Mora y le iba comentando cada subida que venía, para irnos preparando mentalmente y aguantarla.

Corriendo con Raúl se me hizo la primera parte más amena y rápida, no lo planificamos así, solo se dio en carrera. Fuimos pasando los puntos de control sin que sintiera aún la fatiga por los kilómetros que ya llevaban las piernas. Estratégicamente nos pegábamos a grupos que fueran al mismo ritmo y si soltaban, los adelantábamos y nos pegábamos al siguiente. Muchas veces nos tocó tirar al grupo y otras ir detrás.

Km 30 y Raúl me dice, «ahora comienza la carrera». Me dio un poco de risa, porque esa frase ya nos decía en los entrenamientos, pero también me dio un poco de nervios, porque no sabía cómo iba a reaccionar el cuerpo, íbamos rápido y sin querer corriendo progresivo.

Km 31 y Raúl me dice, «ahora tienes que salir a hacer historia», me llegó mucho esa frase, porque yo había soñado despierto correr en 2:40, sabía que tenía que correr a 3:47 min x Km, pero nunca había hecho un largo a ese ritmo, mi mejor 30K fue a ritmo 3:52.

A esa altura yo sabía que iba a bajar mi PB, podría haberme conformado y quedarme con Raúl que bajó el ritmo desde el kilómetro 32, pero esa frase, que saliera a hacer historia, junto con lo que yo soñé despierto, me hicieron acelerar más aun y corrí el kilómetro 33 y 34 a 3:40. Menos mal no lo vi en ese momento, porque me habría asustado, ya no miraba el reloj, solo corría como animal, dando todo lo que tenía, pero calculando llegar vivo hasta la meta.

Km 41, última subida, la sentí como un cerro, ya no había piernas y escuché los gritos: «DALE PACHECO», uno de los tantos que recibimos de los compañeros de Team Mora que fueron a acompañarnos.

Envión de energía y rematé el último kilómetro a 3:46, no sé cómo. La felicidad era máxima cuando miré el marcador y decía 2 horas 40 minutos!!

Misión más que cumplida, un sueño más, en una recomendada maratón.

Una vez cruzada la meta, te entregan isotónica, agua, plátano y finalmente la medalla.

La Maratón de Buenos Aires, en general, es mayormente plana, buen clima, harta hidratación y si quieren bajar sus marcas, recomendaba para venir a correrla.

Mundo Running… Corremos contigo!!

#EnvejecerCorriendo