RunMag Marathon 2022: «Es mi tercera vez acá… Y volvería una 4ta y 5ta vez a RE-CORRER el Estrecho de Magallanes!!»

RunMag: Re-CORRIENDO el Estrecho de Magallanes por 3era Vez

Soy Sergio Díaz Erbetta, maratonista del Club CorreCaminos, y el pasado domingo 17 de abril, Domingo de Pascua o resurrección para los creyentes, volví a re-correr el Estrecho de Magallanes, los 42 kilómetros y 195 metros de la RunMag, otra de las “locuras” creadas y organizadas por Rodrigo Salas de Olimpo Producciones, a las que otros tanto o más “locos” que él, le seguimos.

Era mi tercera vez, y no sé si será cierto que la tercera es la vencida, pero resultó muy bien. Corrí la primera vez que se hizo, por allá por Mayo de 2019, y la partida tuvo algo de magia, entendí por qué los magallánicos eran distintos, y sienten tanto orgullo por su tierra, es distinta, totalmente distinta, partiendo porque el sol sale por el mar, no por la cordillera como en el resto de Chile, y esa vez el astro rey nos regaló un espectáculo maravilloso, llevábamos un par de kilómetros y comienza a salir desde el mar, desde el Estrecho, el mismo que hace más de 500 años navegó Magallanes, sin duda, una de esas imágenes que te quedan grabadas a fuego en la mente, y que gratifica el hacer estas “locuras” de correr; seguro ustedes también deben tener miles de imágenes únicas, que solo ustedes guardan y es difícil trasmitirlas a otros.

El clima era frío, pero nada que no se pudiese soportar estando bien abrigado (primera capa gruesa, guantes, calzas, etc.), la partida nos regaló unos pequeños momentos de una suave aguanieve, que fueron muy hermosos, no todos los días puedes empezar a correr con una leve caída de copos de nieve, había que tener cuidado con la carretera (la Ruta 9 que lleva a Fuerte Bulnes), porque estaba escarchada, y los resbalones estaban a la orden del día, era mejor correr por la berma.

El resultado final, fue lo que había en ese momento, 4 horas 09 minutos, no había mucho entrenamiento, y como siempre el muro después del 30K hizo estragos en mí. Pero se terminó, y como relaté fue una GRAN experiencia. Con ansias de volver.

La segunda vez de Re-CORRER el Estrecho, tuvo que esperar, originalmente sería en Mayo 2020, pero el bicho y la pandemia quiso otra cosa, y nos puso a todos en compás de espera, en muchas cosas, las carreras, ni que decir. Finalmente, en las pequeñas “ventanas” que se comenzaron a abrir el año pasado, pudimos correr en Octubre del año 2021, con todos los protocolos que ya son parte del día a día, con PCR para entrar a Magallanes, y un largo etcétera que no viene al caso, pero estábamos felices de volver a encontrarnos, de volver a correr; ya se habían hecho algunas carreras, sobre todo de Trail, yo que suelo correr tres o cuatro Maratones al año (y muchas otras carreras de 21K o 10K) no corría una prueba desde octubre 2019, en el Maratón de Viña, previo estallido social, o sea dos años SIN CORRER carreras, por lo que las expectativas eran altas, pero no había fondo, el entrenamiento no había sido bueno, y alguna vez me dijeron que el entrenamiento era como la plata que depositas en la cuenta de ahorro, y el día de la carrera, lo sacas, sino guardaste mucho, no hay mucho que sacar, así que estaban más bien las ganas, las puras ganas de volver.

El clima en octubre en Magallanes fue bastante más benigno, por lo menos ese día, por lo que se pudo correr con short y una primera capa delgada. Resultado: 4 horas 45 minutos, corrí hasta el 30K y luego caminé, trotaba, volvía a caminar, la idea era llegar. Recuerdo que cerca de la ciudad un motorista de Carabineros acompañaba a cada corredor, por lo menos me acompañó a mí, así que trataba de trotar más para que pareciera más digno. Al final, se llegó a la meta que era lo importante.
Se anunció la III Edición de «RunMag» para Semana Santa 2022, por lo que era una buena excusa para volver, más preparado esta vez.

Vamos a la tercera, que es la que me pidieron que relatara (Race Report creo que le dicen, cuento de carrera me suena mejor)… Un poco de contexto, esta vez y después de octubre del año pasado, me puse las pilas, bajé de peso (con dieta y todo), y me puse a entrenar harto. En Noviembre 2021 comencé a ir a Santiago (soy de Viña del Mar) a entrenar con mi amigo Hugo Salazar en el Cerro San Cristóbal, primero 25 Km los domingos; luego 27 Km los sábados (hacia el muro que hay en Escrivá de Balaguer, haciendo una pasada por Antonia Rabat) y 25Km en el cerro el Domingo. Ya en Enero, estábamos haciendo 32 o 33 Km el sábado y 25 Km el domingo, mejorando los ritmos, y pude probar mi nuevo estado físico en la Media Maratón de Valdivia en enero pasado, que me salió en 1 hora 41 minutos (no hacía esos tiempo hace 5 o más años) por lo que seguí entrenando fuerte con perspectivas a llegar en buena forma a los desafíos que tenía este primer semestre (en teoría en marzo se correría la pospuesta Maratón Costa Pacífico del 2019, pero el bicho la volvió a postergar), por lo que quedaban RunMag en abril y MDS en Mayo.

La tercera semana de abril llegué a Punta Arenas con el objetivo de enfocarme solo en la carrera, ya había hecho harto turismo las otras veces, y como andaba solo (bueno con “BO”, JC Bodoque, el conejo rojo que siempre me acompaña), la idea era solo descansar en el hotel para estar bien para el domingo. Viernes y sábado solo acumular un poco de carbohidratos con pastas, harto líquido, algo de cebada líquida también, obvio… Retiré el kit el sábado y luego descansé para la carrera.

Llegó el Domingo (léase como ese locutor famoso de “llegó el momento”), no pude dormir mucho, pero es mi costumbre previa a una carrera, además sonaban muchas sirenas de bomberos, después me enteré que lamentablemente, se quemó el histórico edificio de Carabineros en el centro de Punta Arenas, a unas pocas cuadras del hotel. Eran las 5 y media de la mañana, y el bus a la partida salía a las 8 AM, por lo que había tiempo para ducharse, desayunar un poco y vestirse con calma.

Llegamos al bus, la verdad un mini bus, sólo éramos 16 maratonistas (14 hombres y 2 mujeres), nunca fuimos muchos, 27 terminamos en octubre, y creo que una treintena deben haber sido en la primera versión del 2019. Ya en el camino por la misma ruta que después RE-correríamos algunos conversaban un poco, las típicas tallas o aventuras de carreras pasadas, yo enfocado sólo escuchaba música. Cuando ya nos acercamos a la partida, los que ubicábamos la ruta, nos llamó la atención que el chofer se pasara de la partida (donde estaba ya instalado el baño químico), pensamos que se iría a dar la vuelta más adelante, empezaron las bromas, de que “¿no les dijeron que era un ultra? Vamos a partir de Fuerte Bulnes”, pero nadie le decía nada al chofer, hasta que “la gringa” Sarah Garthe (tremenda atleta de Punta Arenas) decidida se para, golpea la mica que nos separa del chofer, y le dice “nos pasamos, la partida era 2 Km atrás”, a lo que él le retruca que “NO había visto la marca del piso aún, que la estaba buscando”, pero Sarah le reitera segura “Te apuesto un Schop a que era más atrás, donde estaba el baño químico”, como varios confirmamos lo que decía Sarah, el chofer se decidió a dar la vuelta, y al llegar al baño químico (que él pensaba que era de alguna obra vial), estaba la marca de pintura spray en el piso que decía “PARTIDA MARATÓN” y una flecha en dirección a Punta Arenas.

Aún faltaban como 45 minutos para la partida fijada a las 09:30 horas, solo los más urgidos al baño se bajaron, el resto a capear el frío matinal adentro del bus. Pasadas las 9:00 llegan Rodrigo y Marcela de Olimpo y una camioneta de Carabineros, y ya de a poco nos comenzamos a equipar, algunos haciendo los primeros calentamientos fuera del bus, perros locales nos “saludaron” desde la propiedad del frente y de repente aparece un Gran Perro Blanco, al que le apodamos “El Oso”, perro que ya nos había acompañado en la partida de la segunda RunMag, y posiblemente en la primera. “El oso” estaba feliz de hacer nuevos amigos y que lo acariciaran (hasta un pan encontró por ahí para desayunar). 9:20 horas a guardar la bolsa de guardarropía en el bus, y alistarse para empezar, ya no queda mucho.
Se acercan las 9:30 y Rodrigo dice que nos alistemos para la foto de partida, nos ponemos casi todos en línea (como somos pocos cabemos bien), sin conteo final, de repente dicen: “preparados, listos, ya… se fueron, se fueron, se fueron”. Yo medio sorprendido aún, casi por inercia me pongo a correr, enciendo el cronómetro del reloj, activo la aplicación del celular, y a lo que vinimos.

De a poco te empiezas a juntar con corredores que crees irán más o menos a tu ritmo, pero en el fondo sabes que no durará, somos tan pocos que seguramente será una carrera solitaria. El primer kilómetro lo corro con Víctor Valdés, el teléfono me avisa que pasamos a 4’35”, muy rápido para el plan que llevaba, la idea era tratar de ir entre 4’45” y 4’50” la máxima cantidad de kilómetros para dejar un ahorro de tiempo para el final, el objetivo era correr cerca de las 3 horas y media el maratón, lo que implica 5 minutos promedio por Km. Dejo ir a Víctor, que claramente va a un ritmo más rápido que el que pretendo, y mientras siguen cayendo los Kms: 4’38’’, 4’40’’, 4’40’’, aún muy rápidos, pero acercándose a lo previsto.

Ya en el K8 estamos más en los tiempos objetivos, y se viene la primera gran subida, que se ve de lejos, no es muy pronunciada la pendiente, pero es una subida larga, ya la conozco desde la primera vez que corrí acá, así que a tomarla con calma, el paso se hace más pesado, salen a 5’14’’ y 5’15’’ los K 9 y 10, pero aún hay un buen ahorro de tiempo. En el abastecimiento de los 10K (están puestos exactamente cada 5 kilómetros), se sorprenden de verme correr con “El Oso” , que se me había pegado hace un par de km atrás, me preguntan si era mío, respondo que no, que es un perro de la zona y que siempre corre este maratón. Se ríen, el oso tiene un pequeño “altercado” con otros perros de por ahí, pero nada grave, parece que más bien querían jugar. Seguimos corriendo que es a lo que vinimos.


Con la bajada se vuelve a los tiempos objetivos y algunos un poco rápidos (4’33’’) pero bueno, había que aprovechar y tratar de seguir “ahorrando” tiempo para el final, además nunca he sido muy ordenado para correr. Luego del kilómetro 13 se pasa por el río de agua fresca y un poco más allá en el K15 está el tercer abastecimiento, reitero que estaba muy bien organizado esto, tengo entendido que era gente del Club Andino de Punta Arenas que estaba con sus autos y en la maleta tenían isotónico o agua, y podíamos dejar el vaso ahí o en los puestos de más adelante tenían un basurero, la idea era no botarlo a la calle, porque con el viento terminaríamos contaminando el bello Estrecho.

El K15 salió a 5’08’’ (quizás por la detención a hidratarse), y los siguientes entre 4’56 y 4’50, estaba costando un poco mantener los ritmos, además a partir de ahí empezó a llover, había visto en el pronóstico meteorológico que había posibilidades de lluvia en la mañana, pero esperaba que se equivocaran como siempre sucede, no fue así, y si bien no era una lluvia fuerte, eran gotas gruesas que algo mojaban, nada que hacer, había que seguir.

En el Km 18-19 viene una subida y nuevamente los tiempos se disparan (a 5’26’’ salió el K19), luego aprovechamos la bajada, y el K21 salió el más rápido (4’32’’). Pasamos el medio maratón en 1 hora 41 minutos y 40 segundos, o sea teníamos un ahorro de poco más de tres minutos para administrar la segunda parte.

La segunda parte salió más dura, si bien logramos meter algunos kilómetros bajo 5’, no eran más que 4’54’’ o 4’57’’, la mayoría salía a más de 5’ (no mucho, pero de a poco consumiendo el tiempo ahorrado). Siempre vas bordeando el Estrecho, la única parte donde nos alejamos un poco fue en la subida del Km 9-10, donde pasas un pequeño bosque de Lengas, que con el otoño se visten de un rojo y amarillo maravilloso. Siempre me ha llamado la atención que cerca del K30, hay una serie de tumbas al lado del Estrecho, se ven al lado derecho de donde pasamos, por lo que he averiguado en internet, es un “Cementerio de Mascotas”, que se creó de forma espontánea, nadie sabe quien fue el primero, pero ya hay más de 20 animalitos que descansan al lado del Estrecho que bautizó el gran navegante portugués.

Nos empezamos a acercar a la ciudad, y se hacen cada vez más pesados los pasos, el K38 es el que sale más lento (5’28’’), aparte de una larga subida, que comienza cerca del kilómetro 35, no es pronunciada, pero ya se siente el desgaste, el agua caída ya hace estragos, a lo mojado del cuerpo, se comienzan a mojar los pies, que hasta ahí estaban secos, pero en la subida el agua corre, y ya no hay energía para esquivar las pozas, además como estamos cerca de la ciudad, hay mucho más tráfico, lo que también hace que metamos los pies en el agua no más. Mojado y frío, pero ya no queda nada. A esa altura paso a un corredor que caminaba y trotaba a intervalos, queda poco combustible, pero también quedan pocos kilómetros por lo que hay que darlo todo.

Aprovechamos la bajada y logramos que los 40 y 41 kilómetros salgan bajo 5’, ya no queda nada, estamos en la ciudad, vamos por la vereda, poca gente, pero algunos automovilistas tocan las bocina, pasamos el edificio del Casino y la Gobernación Marítima y vemos la meta, unos pilares de luz guían hacia la meta, y corremos con todo lo que queda los últimos metros, escuchamos que el locutor nos nombra, aplausos de los pocos asistentes y corredores que hay (todas las distancias partieron a la misma hora, por lo que los de 21 y 10K se deben haber ido, el frío y lluvia conspiran para no quedarse a alentar). Cruzamos la meta con los brazos en alto, vemos el reloj, 3 horas 29 minutos y 09 segundos, lo conseguimos, bajo las 3 horas 30 minutos, tiempo que no lográbamos hace más de 10 años. Cansado, pero feliz, el entrenamiento sirvió. 7° Lugar en la general de los 16 que empezamos y terminamos, y 1° Lugar en la categoría 45-49 años.



Agradecido de todos los que colaboran para hacer esta carrera, el Alcalde Claudio Radonich que siempre ha ido a entregar los premios (esta vez lo acompañó el recién nombrado Seremi de Deportes de Magallanes, Leonidas Hernández, que además corrió y ganó los 21K), Carabineros siempre acompaña, a pesar que esta vez estaban con la pena del incendio de su edificio, a la gente del Club Andino que ayuda con los abastecimientos, o sea es una carrera que se hace a pulso.

En cuanto a los resultados generales, ganó Francisco Lemes, debutante en la distancia y que puso un tremendo tiempo de 2 horas 39 minutos y 13 segundos (manerita de debutar en la distancia, ganando y marcando récord de la prueba). En mujeres, la “gringa” Sarah Garthe recuperó su lugar que había cedido en la segunda versión de octubre, y ganó con un tremendo tiempo de 3 horas 09 minutos y 37 segundos (mejorando casi 7 minutos el tiempo de octubre), llegando justo detrás de los tres primeros hombres, tremenda.

Mi maratón N° 58 estaba lista (en el camino de las 100 que quiero correr, pero eso es otra historia), y con ganas de volver una 4ta y una 5ta vez a RE-CORRER el Estrecho de Magallanes, a pesar del frío, de lo lejos que resulta ir hacia allá, de que es una carrera de nicho y todos los «peros» que quieran poner, creo que es una carrera para considerar por cualquier maratonista, después de todo… ¿Cuántos pueden decir que corrieron 42K bordeando el Estrecho que cruzó Hernando de Magallanes hace más de 500 años atrás?