BOSTON MARATHON 2022: «Los últimos kilómetros el cuerpo te dice que hay que parar, y el corazón te implusa a seguir…»

Soy René Cáceres, maratonista amateur y miembro de Road Runners Chile. Este año corrí por primera vez en «Boston Marathon» y pude entender por qué es la carrera en la que todos quieren estar y a la que muchos vuelven. 

El ambiente se siente desde que llegas a la ciudad, antes incluso de pasar por la Expo ya ves que en la calle es notoria la cantidad de corredores que están presentes para este maratón. Se ven grupos paseando con la tradicional chaqueta diversos años anteriores u otros trotando para botar la ansiedad de los días previos, esto sumado a que toda la ciudad gira en torno al evento.

Tal como en otros Majors, la organización es de primer nivel y todo ha sido pensado para simplificar la experiencia a los corredores que han llegado de diferentes partes del mundo.


En la Expo, durante el retiro del dorsal.



El día de la carrera comienza muy temprano abordando el bus que nos llevará desde Boston a Hopkinton, y en el Athletes Village esperamos hasta que nos indican que debemos dirigirnos a nuestros corrales para iniciar el maratón.
Uno de los aspectos que me llamó la atención es que los corrales son muy homogéneos en cuanto al nivel de los corredores, por lo que la primera parte de la carrera (mentalmente dividí el circuito en cuatro partes) siempre vas acompañado de un numeroso grupo en que todos van a un ritmo similar. Estos primeros kilómetros tienen una pequeña pendiente en bajada que los hace muy cómodos y además tuve la suerte de compartirlos con Carlos Warnke, por lo que se pasaron muy rápido hasta el kilómetro 15.


La multitud de corredores durante la primera parte de la carrera.



Terminada esta larga bajada, entramos a un “plano” (las comillas son porque la carrera completa es un eterno sube y baja) que precede al famoso sector de Newton Hills, en el cual mi plan fue regular el ritmo para cuidar las piernas.
En el kilómetro 20 se pasa por otro emblemático punto de este maratón, el Wellesley College, que es una universidad femenina en la que las estudiantes se reúnen a alentar a los corredores. Los gritos eran ensordecedores y esta recarga de energía ayudaba a llegar sin problemas hasta el inicio de Newton Hills, aproximadamente en el kilómetro 25.


Newton Hills, era mi tercera parte del circuito, sector emblemático por sus subidas y bajadas que coronaban en la famosa Heartbreak Hill ya casi en el kilómetro 34-35 de carrera. Creo que esta es la parte sobre la que más hablan quienes han corrido Boston y estas historias hacen que uno, aún sin haberla enfrentado, le tenga respeto a esta subida.
Mi plan en este sector era conservador, la idea era bajar el ritmo para guardar piernas para los últimos kilómetros. Cada subida se llevaba su parte, por lo que la siguiente siempre se hacía un poco más pesada, y Heartbreak Hill terminaba dando el golpe final y dejando mis piernas muy cansadas para la parte final. Creo que si bien sabía que esto sería así, siento que esta vez ganó Newton Hills y tendré que volver a cobrar mi revancha con esta parte del circuito.


Cruzando las diferentes localidades entre Hopkinton y Boston.



Los últimos kilómetros fueron la batalla que creo que todos los maratonistas vivimos, entre el cuerpo que te dice que hay que parar y el corazón que te impulsa a seguir, un paso a la vez.
A medida que me acercaba a la meta el apoyo del público era lo que me impulsaba a seguir corriendo, y una vez que di el último giro hacia Boylston St y pude verla a lo lejos, supe que la misión ya estaba cumplida. Terminé cruzando la meta en 2h 44:55, con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo y con la certeza que tengo que volver a correr en Boston!!


Últimos pasos antes de cruzar la meta.