Maratón de París 2022: «En un momento dije, voy a mantener el ritmo hasta no poder más!!»

Preludio:
Soy Francisco Hevia Cruz, y vivo en París desde septiembre 2020 con mi pareja Sofía, ambos haciendo un Doctorado en Ciencias de la Tierra. En Chile hacíamos mucho trail running, pero con la llegada de la pandemia en 2020, nos despedimos de las carreras y de los entrenamientos al aire libre.

Al llegar a Paris, notamos lo plano y pavimentado que es. No hay cerros cerca y los parques en la ciudad no tienen tierra, incluso los bosques que están en los alrededores tienen una gran parte de sus caminos, e incluso senderos, pavimentados. Al pasar de correr casi exclusivamente por tierra a correr sólo por pavimento, me lesioné. Todo lo anterior me desmotivó un poco.

A inicios de 2021 empecé a retomar progresivamente. En mayo, tras el fin del confinamiento, fuimos de paseo con amigos a una zona montañosa cerca de la frontera con Alemania, donde pudimos correr por algunos senderos, lo que fue una inyección de motivación. En julio hicimos un trekking de más de 240 km por los Alpes y en agosto acompañamos a Daniela Navarrete en sus 171 km del Ultra Trail de Mont Blanc, todo lo que me ayudó a subir la moral.


En los Alpes franceses, feliz de estar en la montaña.

Poco después de eso, me apareció una publicidad (dirigida) que invitaba a unirse a la campaña de los próximos JJOO París 2024. Había que completar X kilómetros para optar a correr un 5K en los que iba a participar ¡el mismísimo Eliud Kipchoge! Quedaban pocos días, así que me inscribí y corrí harto para completar los km necesarios para entrar al sorteo. Tras salir sorteado, tuve la suerte de poder correr unos cuantos metros con Eliud y gané un cupo para correr el maratón de los JJOO 2024, primer maratón olímpico que tendrá una categoría abierta al público.


Mi espalda y Eliud Kipchoge pasándome como si flotara.

En octubre 2021 decidí inscribirme en el Maratón de París 2022. De a poco, fui aumentando el kilometraje semanal y tratando de mejorar la velocidad. Estaba logrando buenos ritmos y sintiéndome fuerte, pero a fines de ese año e inicios de 2022 fuimos a Chile, donde corrí poco y comí mucho, por lo que subí poco más de 5 kg. Llegando de vuelta a Francia, me ordené y me puse a entrenar, ya pensando en el Maratón. La primera semana de febrero me contagié de COVID, lo que me cortó un poco el entrenamiento, pero no tuve síntomas muy graves y retomé rápidamente.
Pude mantenerme constante en mis entrenamientos, a pesar que el invierno aquí es muy frío y los días son cortos, lo que, sumado al cansancio, invita a quedarse acostado.


Listo para combatir el frío invierno parisino.

La carrera!!

Los días previos:
Conforme con mi entrenamiento, no quedaba más que descansar y alimentarse bien. Habían anunciado un día frío y con viento fuerte, lo que me asustó un poco, pero me dije que había que salir a correr, sin importar las condiciones.


Última cena antes de la carrera, cargando carbohidratos.

Desayuno, la procesión y una largada ordenada:
Desperté a las 5:55 AM, desayuné con Sofía y salimos. En el camino nos encontramos con otros corredores que seguían la procesión hacia la largada. Decidí correr ligero, solo con unas mangas para aguantar un poco mejor el frío y para poder llevar otro gel, aparte del que llevaba en el short. Hacía frío, pero a mí me acomoda correr así y aún no se levantaba el viento, por lo que las condiciones eran buenas. Hice un leve calentamiento y entré a la zona de largada, a pocos metros del Arco de Triunfo. Ahí había urinarios, así que aproveche de hacer una última descarga. La largada fue muy ordenada, a las 8:15 horas largaron los corredores elite y desde las 8:16 empezó a salir el grupo de las 3 horas, en el que estaba yo. Para hacer una salida más ordenada, fuimos largando en olas, yo debo haber ido en la tercera o cuarta ola de los inscritos en el grupo de 3 horas.


Justo antes de la largada.
De izq. a der. Gianfranco (Chile), yo y Jered (EE UU).

Los primeros 5K:
El primer kilómetro era en bajada y coincidía con la primera parte de la carrera en la que había corrido con Eliud Kipchoge unos cuantos meses antes. Traté de mantenerme lo más controlado posible para no quemarme. Fui pasando grandes grupos de gente de las olas que habían largado antes que yo. Algunos turistas desconsiderados se cruzaron violentamente entre los corredores a la altura del Louvre, claramente con mala intención. Maldije en buen chileno, para desahogarme, pero sin llegar a ofender a nadie. Iba muy cómodo y dentro de mis ritmos, pasé el km 5 a los 19min08seg, apenas 12 segundos más rápido de lo presupuestado.

Hasta el kilómetro 24:
En el kilómetro 7, en la Plaza de la Bastilla, me esperaba Sofía, que me gritó y dio ánimo al verme pasar. Después de eso, venía una subida que se dejó sentir, luego pasábamos por fuera del Castillo de Vincennes y entrábamos al bosque de Vincennes, con una serie de subidas y bajadas leves que hacían disminuir y aumentar levemente el ritmo, pero siempre dentro de mis ritmos estimados. Aunque el reloj GPS me decía que iba más rápido, decidí seguir guiándome por las marcas en la ruta y no el GPS que puede ser un poco engañoso.


Justo antes de llegar a la plaza de la Bastilla.


En el kilómetro 13 aproximadamente me tomé un gel y me comí una pastilla de sales. Pasé los 10, los 15 y los 20 km unos pocos segundos más rápido de lo presupuestado y sintiéndome bastante bien. Ya empezaba a sentir la exigencia, pero me sentía muy bien en comparación a un test de medio maratón que había hecho tres semanas antes.

Justo después de pasar la mitad de la carrera, había una subida corta y bien intensa, donde además se sintió un fuerte viento en contra que ya empezaba a levantarse, y que me obligó a bajar un poco el ritmo por algunos cientos de metros. Nada grave, pues seguía teniendo varios segundos de ventaja respecto de mi plan de carrera. En el kilómetro 24 me volví a encontrar con Sofía y su hermano Raúl, quien también está viviendo en Francia, y me pasaron una botella de 200 ml de isotónico y un gel, de acuerdo a lo planificado. Me tomé ambos y seguí recargado de energía física y emocional.


Pantallazo de video en el momento exacto en que Sofi me entrega un isotónico y un gel.


Hasta el kilómetro 37:
Después de eso, venía una zona bastante plana por el borde del Río Sena. Ahí el viento nos llegaba de lado o levemente a favor, por lo que hasta el kilómetro 28 fui bastante cómodo. Luego, venían una serie de pasos bajo nivel muy incómodos, pero que no fueron impedimento para mantener un buen ritmo hasta pasar por al frente de la Torre Eiffel. En el kilómetro 33 me tomé un tercer gel y me comí una segunda pastilla de sal. Justo después había que doblar hacia la derecha, alejándose del río y tomando una pequeña subida, para luego volver a doblar a la derecha y tomar una subida con viento fuerte en contra que se me hizo eterna. Ese kilómetro bajé mucho el ritmo y me dolió bastante, pero pasé el kilómetro 35 justo dentro de mi tiempo de planificación, aprovechando los segundos de ventaja que había ganado antes. Los siguientes 2 kilómetros se sintieron mejor, pude mantener un buen ritmo al ir sin el viento en contra, pero ya iba francamente agotado.

Una tortura hasta la meta:
A mi parecer y después de haber corrido más de una decena de maratones, lo más difícil está entre el km 35 y el 40, pero esta vez lo que más me costó fue entre el 37 y el 42.

Entre el kilómetro 37 y el 40, el viento en contra se sintió muy fuerte, por lo que me pegué a un pequeño grupo que alcancé. Iba un poco más lento de mi ritmo óptimo, pero las piernas no me daban para más, tenía que esforzarme en cada paso para seguir avanzando y tratando de mantener la cadencia. Pensé en bajar un poco más el ritmo para asegurarme de llegar bien a la meta, pero de inmediato me dije no, voy a mantener el ritmo hasta no poder más, agotar hasta la última reserva que tenga.



A pocos metros de cruzar la meta.

Pasado el kilómetro 40 me empecé a sentir realmente mal, tuve varias arcadas que casi resultaron en vómito, me concentré en mi respiración, inhalando y exhalando profundamente para contener las náuseas. Bajé un poco más el ritmo y logré mantenerme en movimiento, pasando a algunos acalambrados y personas que iban peor que yo, mientras otros remataban y me pasaban para llegar volando a la meta. Seguí así hasta el km 42, para apretar apenas un poco más los últimos metros hasta cruzar la línea de meta absolutamente agotado e igualmente satisfecho.

Después de la meta:
Al cruzar la meta casi me desmayo. Caminé unos 10 metros, me mareé y se me nubló la vista. Me hice a un lado para no estorbar y me afirmé de una baranda hasta recuperarme un poco. Seguí avanzando lentamente, pude comer e hidratarme un poco, siempre con náuseas, pero de a poco me fue volviendo el alma al cuerpo. Recibí mi medalla de finalista y mi polera, y me fui al punto de encuentro con Sofía, donde además coincidimos con algunos amigos. Volvimos a la llegada para esperar y alentar a otros amigos que participaron y disfrutamos del excelente ambiente en torno a la llegada de los corredores.


Un poco más recuperado, con cara de satisfecho.


Con amigos chilenos.
De izq. a der. Raúl, yo, Gianfranco, José y Sofía.


De izq. a der. Raúl, Pau, yo y Sofía.


Cumplí con 3 de mis 4 objetivos: cruzar la meta, bajar mi mejor marca y bajar las 2 horas 45 minutos, cruzando la meta en 2:44:25. Quedó pendiente el haber aguantado el ritmo de 3:52 por km para terminar en 2:43:10, que va a ser mi motivación para el próximo maratón que corra.

Quedé muy satisfecho por haber bajado las 2 hrs 45 min, pero también por haberlo dado todo hasta la línea de meta, agotando “hasta el último cartucho”.

Algunas observaciones generales del Maratón de París:
El ambiente fue increíble a todo lo largo de la carrera, muchos lugares con música (batucadas, orquestas, DJs, rock) y miles de personas dando ánimos prácticamente en todas partes. Todo el rato fui pasando gente y también me fueron pasando, es increíble la cantidad de gente que participó. En los abastecimientos había agua y variedad de galletas saladas, queques, plátanos, pero no había ni isotónico ni geles. El circuito es muy entretenido, pasas por muchos lugares icónicos de la ciudad, y es bastante rápido, salvo por algunas subidas matadoras. El viento en contra también fue duro, pero fue algo fortuito, cosas del azar.


Gracias a Sofía por el apoyo antes, durante y después de la carrera.