Maratón de Madrid 2022: «Las mejores carreras son las que uno disfruta y las que se corren por amor a correr!!»

Mi nombre es Dominga Gana Rengifo, tengo 25 años y soy recién egresada de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Toda mi vida he corrido; en el colegio competía en 800m, 1500m, 3000m y 5000m en todos los campeonatos escolares y federados por el Club Deportivo Universidad Católica.
A los 20 años aproximadamente, empecé a correr carreras más largas (10km, 12km, 15km) y luego de un par de años comencé a interesarme por carreras de Trail Running e hice un cambio radical dejando la pista y la calle, por los cerros y las competencias de 30km y hasta 100km (El Cruce Columbia, 2019).

Durante el año 2021, empecé a plantearme cuándo correr mi primera maratón. La dificultad estaba en que quería lograr bajar las 3 horas, considerando que primero tenía que correr un par de medias maratones como preparación a ese ritmo (4’00-4’15/km); ya había corrido una el año 2014, pero solo porque estaba viajando en Alemania y quería vivir la experiencia, por lo que corrí solo con la preparación del entrenamiento que estaba haciendo para las carreras de pista de medio fondo en ese momento. Luego, el año 2018, fui pacer de una muy amiga mía en la segunda mitad de la Maratón de Chicago. Ambas carreras habían sido mis únicas experiencias en 21kms. Así fue como finalmente decidí empezar mi preparación para un maratón entre el 2022 y el 2023, por lo que me dediqué este verano a hacer una buena pretemporada y armar una base sólida que me permitiera competir en media maratón y mantenerme sin lesiones.

Y ahora llegamos a lo que vengo a contarles:

El domingo 24 de abril corrí la «Zurich Rock’n’Roll Running Series Madrid 2022». Para contextualizar un poco, llevaba viajando casi un mes y medio por Europa, y fue a principios de este viaje (segunda semana de marzo) cuando vi por televisión la publicidad de esta carrera; me dejó pensando por un par de horas si inscribirme o no, pero terminé convenciéndome que era la forma perfecta de cerrar un viaje tan especial como el que estaba haciendo, además que yo volvía a Chile desde Madrid el lunes 25. Probablemente me iba a arrepentir si no la corría, y me inscribí.

Lo que sí me prometí a mi misma en ese momento fue que no iba a enfocar mi viaje en el entrenamiento para la carrera, sino que me iba a preocupar día a día de disfrutar los lugares que recorrería y que saldría a correr siempre y cuando tuviera las ganas y el ritmo del viaje me lo permitiera. Finalmente, volví a Madrid el 19 de abril, llevando aproximadamente dos semanas sin correr ni un solo día; los cinco días previos a la carrera me preocupé de trotar suave y de hacer un par de fartleks a un ritmo más rápido para “avisarle” al cuerpo que el domingo se corría y destapar los pulmones. Descansé el viernes 22 y el sábado 23 salí a hacer un calentamiento de 40 minutos y 10 ascensiones al Parque del Retiro; empezaba a sentirse la vibra de la Maratón y no dejaba de repetirme a mi misma la promesa que me hice al principio: solo iba a correr para disfrutar, sin presión de hacer marca. Igualmente, me preocupé de comer una buena cantidad de carbohidratos ese día y de no tener mucha actividad para llegar con las piernas descansadas al domingo; preparé todo para la carrera (puse el número en la polera, dejé lista la ropa que iba a usar junto al cinturón con los geles y los anteojos de sol) me dormí temprano y puse alarma a las 7AM.

Me gusta darme mi tiempo para levantarme antes de las carreras e intentar tomar desayuno como máximo 1 hora y media antes de la partida (ojalá 2-3 horas, pero mi hotel no tenía desayuno antes de las 7:30AM). Por eso me duché y me vestí apenas sonó la alarma y a las 7:30 en punto estaba tomando desayuno: pan tostado con mermelada y un café espresso. Como no hacían más de 8ºC afuera, el día anterior me había comprado un buzo y una polera muy baratos para llevarlos puestos desde el hotel, sacármelos en la partida y no tener que pasar por Guardarropía (porque para mí eso significa un estrés extra cuando la partida y la meta no están en el mismo lugar).


Salí a las 8AM en dirección a la partida. Eran 3 kilómetros aproximadamente, los cuales caminé y troté suave intermitentemente. Llegué a las 8:30AM al sector de la largada, donde troté 10 minutos e hice algunas ascensiones por fuera del corral. El ambiente era increíble: lleno de gente, tanto de público como de corredores, la música era motivante y la vibra pre carrera se sentía con todo… Esa ansiedad, esos nervios y esas ganas tan características que se viven antes de partir. Me concentré en absorber esa energía y canalizarla para motivarme aún más. A las 8:45AM ya estaba dentro del Cajón 1 para posicionarme bien. Fue en ese rato previo a la partida donde solo me repetía a mi misma: viniste a pasarlo bien, este es el cierre de un viaje increíble que has hecho y no te va a importar el tiempo ni la marca que hagas, solo disfruta corriendo.

A las 9AM en punto dieron la largada. Los primeros 4 kilómetros fueron un falso plano en subida, los cuales corrí a 4’20-4’28 para no volverme loca al principio e ir viendo qué sensaciones tenía y cómo sentía las piernas. De a poco fui afirmando el ritmo y dándome cuenta que me sentía muy bien, por lo que me propuse tratar de correrla al ritmo de maratón para probar cómo me sentía, es decir, a 4’15/km. Los 5km siguientes fueron a 4’05 – 4’15, con subidas y bajadas cortas entremedio. Llegando al kilómetro 8 me tomé el primer gel, lo que me ayudó a mantener el ritmo y a no perder fuerza. Además, fui aprovechando cada punto de hidratación para tomar un par de tragos de agua y de Powerade.

Seguía sintiéndome entera así que no bajé el ritmo y me mantuve a 4’00-4’15 los siguientes 5 kilómetros. En el K14 tocó subida por lo que corrí a 4’20 para no desgastarme innecesariamente y que me subiera demasiado el pulso. Después el kilómetro 15 a 3’59 y el kilómetro 16 a 4’23 debido a otra subida.

En el kilómetro 17 vino otra bajada y aproveché de tomarme el segundo gel para aguantar bien los últimos kilómetros; en ese minuto sentí una motivación enorme por llegar a la meta porque además me di cuenta que, si mantenía ese ritmo, iba a bajar de 1:30:00. Seguí corriendo a 4’00 – 4’10, sintiéndome muy bien y contenta por lo que estaba logrando… Me costaba creer lo bien que lo estaba pasando corriendo a ese ritmo que pensé que no iba a lograr. El público gritaba en cada esquina y calle motivando a los corredores, aportando infinitamente a un ambiente que te energizaba por sí solo.

Al doblar en la última esquina y quedando solo 500 metros comencé a sentir ese cansancio en las piernas que te hace cada vez más difícil levantarlas, pero ya tenía la meta a la vista y solo me quedaba aguantar los últimos segundos; vi que el cronómetro marcaba 1:29:00 cuando estaba por llegar, lo que me ayudó a poner el último esfuerzo de mi parte para lograr lo que nunca pensé que iba a hacer: bajar 1:30:00.


Crucé la meta FELIZ: feliz conmigo misma, feliz con la carrera, feliz con las personas que corrieron y que fueron a apoyarnos, feliz con el ambiente… Me recordó por qué me gusta tanto este deporte, y es porque se siente cómo cada uno vive su propio desafío y al mismo tiempo lo comparte con los demás Runners y entre todos nos ayudamos a dar lo mejor de nosotros mismos.

Mi reloj marcó 1:29:28 en 21.21 kilómetros. No podía creer lo bien que me había sentido corriendo, aún sin haber entrenado bien las últimas semanas… En las primeras y únicas dos medias maratones que había corrido había hecho 1:40:00, por lo que este tiempo me llenó de confianza en mi misma, y me hizo pensar en cuánto puedo llegar a mejorar entrenando bien, pero mucho más importante que eso es que me di cuenta que las mejores carreras son las que uno disfruta y las que se corren por amor a correr.

Así fue cómo viví esta preciosa experiencia, y espero que todos los corredores hayan gozado de la fiesta que es la Maratón y que nunca dejen de intentarlo, porque la alegría que trae ponerse a prueba a uno mismo y arriesgarse es enorme.